Luis Picabia, director adjunto de la
Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), acudió a dar una
charla a la Facultad de Ciencias de la Información, de la Universidad
Complutense de Madrid, el pasado 30 de noviembre.
Estudió derecho y, cuando aún estaba
en la facultad, comenzó a trabajar en la CEOE y, más tarde, en Radio Nacional.
Sin embargo, aunque lo que le gustaba era la música y escribir sobre ello, se
quedó con el primer trabajo, admite “ganaba más dinero y, con ello, podría ir a
más conciertos, comprar más discos, mas revistas…”. Actualmente también escribe
críticas musicales para dos periódicos, DiarioAbierto y Mural, pero de manera
gratuita, porque le gusta.
Suele acudir a todo tipo de eventos,
conciertos y festivales de música Pop Rock, ya que es su favorita, como el Primavera POP. Repartió entre los
alumnos varias revistas especializadas en música, entre ellas Ruta 66, y una hoja con las 22 “obras”
obligatorias para un crítico musical, discos que representan la evolución del Rock
y el Pop. En dicha lista aparecen nombres como Bob Dylan (“Blonde on Blonde”), Cream (“Disraeli
Gears”), Ramones (“Road to Ruin”),
Sex Pistols (“Never Mind the Bollocks”),
David Bowie (“Heroes”) o Nirvana (“Nevermind”). Se produce un debate en la
clase sobre qué otros nombres deberían incluirse, incorporando artistas como Linkin
Park o Aerosmith.
Para Picabía aún “hay un futuro para
el mundo de la crítica”, y sobre todo la musical, aunque en géneros más
encaminados al Rock y al Pop. Es fundamental saber sobre la materia que
escribes, al igual que un crítico de cine debe haber visto antes la película,
uno musical debería asistir a conciertos o escuchar discografías enteras.
También es imprescindible saber lo que le gusta a la gente, qué estilos son los
que más se consumen, qué artistas causan más interés y cuáles son los más
exitosos entre el público. Lo primordial es estar al día, no perder detalle de
la actualidad, conocer los nuevos sonidos, los nuevos grupos... tener una base
musical, como por ejemplo, conocer la historia o los orígenes del Pop y el Rock,
sobre todo desde los años 60.
Uno de los consejos que da a los
futuros periodistas es que, no hay que ser frío a la hora de escribir sobre
música, hay que entrar en el detalle, no sólo en los aspectos técnicos, sino en
la pasión, transmitir aquello que nos conmueve y gusta, para hacérselo sentir
al lector. Los medios escritos son los que más terreno ganan en esta materia,
dado que a aparte de revistas temáticas, también suele haber secciones sobre
música en los periódicos. En cambio, en la televisión se van perdiendo cada vez
más los programas musicales que valen la pena; principalmente porque no hay
suficiente audiencia. Picabia cree que en España debería haber programas de
música en vivo, como “Later… with Jools Holland”, de la BBC de Inglaterra. “Este
tipo de formatos tendrían más éxito en YouTube, donde puedes hacer el programa
tú mismo”, aporta el profesor Arturo Gómez Quijano.
Pese a que Luis Picabia realiza sus
trabajos y criticas musicales como hobby, sin cobrar un céntimo, da esperanzas
y anima a los alumnos a que se dediquen a ello. Pese a la decadencia de las
discografías, el periodismo musical está en auge.
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